A principios de año, en el CES de Las Vegas, conocimos un proyecto de Samsung realmente vistoso y nunca mejor dicho: un televisor curvo que es capaz de ponerse recto con tan solo pulsar un botón. Una forma de tener lo mejor de cada tipo de pantalla en un mismo dispositivo. Verlo en persona impacta, no es para menos.
Lo que parecía como un experimento y una forma de mostrar músculo ante los consumidores y la competencia, finalmente se va a terminar dando un paso más allá. Samsung al final se ha atrevido a comercializarlo y convertirlo así en su modelo más innovador, con permiso del televisor (solo) curvo de 105 pulgadas que también han presentado en Berlín estos días.
Dos formas distintas de ver la misma imagen
No es ninguna novedad que a Samsung le gusta las curvas. es el fabricante que más modelos tiene de este tipo (17) y en móviles ya ha coqueteado un par de veces con este concepto: primero con el Samsung Galaxy Round y ahora con el Note Edge. Sin olvidarnos, claro, de todo su desarrollo de paneles OLED Youm. Querer ir más allá y ofrecernos una pantalla plana y otra curva al mismo tiempo era algo lógico.
Lo cierto es que este televisor no es solo avanzado por su tecnología a la hora de doblarse sino también por la resolución. Samsung ha creado un panel OLED de 105 pulgadas con 5.120 x 2.160 píxeles que se puede considerar 5K. Sí, por encima del UHD/4K que los fabricantes están intentando imponer en la gama alta de los televisores.
La ventaja que más escuchamos es que la curvatura de televisor hace que los brillos sobre el cristal se reduzcan así como una presumible, que no demostrada, reducción del consumo debido a que es necesario menos brillo. Sobre este tema nos habló nuestro compañero y tocayo Juan Carlos López hace tiempo en un artículo a fondo sobre la curvatura de las pantallas.
Volver a verla en IFA ha sido una sorpresa. No por ver de nuevo el efecto en cuestión sino por las intenciones de Samsung de querer comercializarla. Por supuesto no va ser la superventas de los coreanos y la producción será más bien pequeña pero solo por el despliegue que tienen que hacer para poner unas cuantas unidades en salones de todo el mundo ya tiene mérito.
Sin embargo, sigue planteando dudas. No vamos a negar que Samsung ha logrado hacer un panel espectacular: excelente nitidez y resolución, colores vibrantes, imágenes que dejan con la boca abierta. Todo muy bien pero, ¿cambiar de un modo a otro será algo que se utilice tanto como para no decidirse en firme por un modelo curvo o uno plano?
Un modo curvo anima más a ver películas y series de forma más pausada mientras que tener la pantalla recta sería más bien el uso estándar que haríamos a lo largo del día. La curva para los momentos especiales, como parte de ese ritual que es sentarse delante del televisor para disfrutar y evadirnos un rato. ¿Es lo suficientemente frecuente para justificar tener ambos? Es una cuestión bastante subjetiva pero no cabe dudas de que este tipo de televisores está enfocado a aquellos que quieren disfrutar del audiovisual y salir con frecuencia de lo que ponen en las cadenas en abierto.
La sensación transmite es parecida a la que tuvimos con el Note Edge: sabemos hacer la tecnología (muy bien además), innovamos, pero no sabemos muy bien todavía como integrar, justificar y darle valor a estas novedades. No cabe duda de que les posiciona frente al resto, pocos más pueden ponerse a este nivel, pero desde el punto de vista más pragmático no termina de cuajar.
Por si estabais pensando en comprarla ya os avisamos que se va a hacer de rogar. Hasta julio del año que viene no empezará su comercialización. ¿A qué precio? 200.000 euros. Sí, habéis leído bien. Este modelo cuenta más que muchos pisos, el modelo que no se dobla es una ganga de 100.000 euros a su lado. Por supuesto, la tecnología tiene que escalar para que veamos lo que ahora es un lujo al alcance de muy pocos en nuestro salón.
Lo que parecía como un experimento y una forma de mostrar músculo ante los consumidores y la competencia, finalmente se va a terminar dando un paso más allá. Samsung al final se ha atrevido a comercializarlo y convertirlo así en su modelo más innovador, con permiso del televisor (solo) curvo de 105 pulgadas que también han presentado en Berlín estos días.
Dos formas distintas de ver la misma imagen
No es ninguna novedad que a Samsung le gusta las curvas. es el fabricante que más modelos tiene de este tipo (17) y en móviles ya ha coqueteado un par de veces con este concepto: primero con el Samsung Galaxy Round y ahora con el Note Edge. Sin olvidarnos, claro, de todo su desarrollo de paneles OLED Youm. Querer ir más allá y ofrecernos una pantalla plana y otra curva al mismo tiempo era algo lógico.
Lo cierto es que este televisor no es solo avanzado por su tecnología a la hora de doblarse sino también por la resolución. Samsung ha creado un panel OLED de 105 pulgadas con 5.120 x 2.160 píxeles que se puede considerar 5K. Sí, por encima del UHD/4K que los fabricantes están intentando imponer en la gama alta de los televisores.
La ventaja que más escuchamos es que la curvatura de televisor hace que los brillos sobre el cristal se reduzcan así como una presumible, que no demostrada, reducción del consumo debido a que es necesario menos brillo. Sobre este tema nos habló nuestro compañero y tocayo Juan Carlos López hace tiempo en un artículo a fondo sobre la curvatura de las pantallas.
Volver a verla en IFA ha sido una sorpresa. No por ver de nuevo el efecto en cuestión sino por las intenciones de Samsung de querer comercializarla. Por supuesto no va ser la superventas de los coreanos y la producción será más bien pequeña pero solo por el despliegue que tienen que hacer para poner unas cuantas unidades en salones de todo el mundo ya tiene mérito.
Sin embargo, sigue planteando dudas. No vamos a negar que Samsung ha logrado hacer un panel espectacular: excelente nitidez y resolución, colores vibrantes, imágenes que dejan con la boca abierta. Todo muy bien pero, ¿cambiar de un modo a otro será algo que se utilice tanto como para no decidirse en firme por un modelo curvo o uno plano?
Un modo curvo anima más a ver películas y series de forma más pausada mientras que tener la pantalla recta sería más bien el uso estándar que haríamos a lo largo del día. La curva para los momentos especiales, como parte de ese ritual que es sentarse delante del televisor para disfrutar y evadirnos un rato. ¿Es lo suficientemente frecuente para justificar tener ambos? Es una cuestión bastante subjetiva pero no cabe dudas de que este tipo de televisores está enfocado a aquellos que quieren disfrutar del audiovisual y salir con frecuencia de lo que ponen en las cadenas en abierto.
La sensación transmite es parecida a la que tuvimos con el Note Edge: sabemos hacer la tecnología (muy bien además), innovamos, pero no sabemos muy bien todavía como integrar, justificar y darle valor a estas novedades. No cabe duda de que les posiciona frente al resto, pocos más pueden ponerse a este nivel, pero desde el punto de vista más pragmático no termina de cuajar.
Por si estabais pensando en comprarla ya os avisamos que se va a hacer de rogar. Hasta julio del año que viene no empezará su comercialización. ¿A qué precio? 200.000 euros. Sí, habéis leído bien. Este modelo cuenta más que muchos pisos, el modelo que no se dobla es una ganga de 100.000 euros a su lado. Por supuesto, la tecnología tiene que escalar para que veamos lo que ahora es un lujo al alcance de muy pocos en nuestro salón.
Vía | xataka.com